D. Javier Lozano Cid - Entrenador Nacional de Fútbol Sala. Seleccionador Nacional
1. Introducción.
En el mundo de la alta competición, a menudo escuchamos comentarios demasiado alegres sobre las causas de una victoria o una derrota. Sin duda, el aspecto o aspectos reseñados son fruto del análisis puntual y sesgado de una circunstancia del juego que posiblemente sí existió, pero que difícilmente se puede cuantificar el grado de influencia en el desarrollo final del encuentro.
La cada vez mayor complejidad de la alta competición eleva a puestos de relevancia pequeños detalles que antaño eran despreciados o ignorados. La incorporación de nuevas ciencias al mundo del deporte, así como el continuo aumento de estudios e investigaciones sobre el deportista y su relación con las mismas, nos hacen llegar a la conclusión de la existencia de muchos factores que, de manera interrelacionada, afectan al rendimiento.
La experiencia personal en el fútbol-sala de élite nos dice que, en muchas ocasiones, una buena preparación físicotécnico-táctica no garantiza la consecución del objetivo perseguido. Del mismo modo, también hemos constatado cómo una buena dirección de grupo, el manejo de las habilidades psicológicas o una afortunada dirección de partido, puede ocultar importantes carencias en el entrenamiento.
En definitiva, en este capítulo queremos informar sobre algunos factores que, de manera sinérgica, inciden de manera decisiva en el rendimiento, para su conocimiento y manejo por parte del entrenador.
La clasificación de estos factores que influyen en el rendimiento la hemos realizado en función del grado de control e influencia del entrenador sobre ellos. Así los factores internos estarán íntimamente ligados a la responsabilidad del entrenador, mientras que los factores externos están más alejados de sus competencias, aunque deberá estar muy pendiente de las influencias y, sobre todo, de las consecuencias que puedan tener en el desarrollo de los factores internos.
Por último, trataremos el partido como momento clave donde confluyen y se recogen todas las interacciones entre los factores internos y externos; como resultado del trabajo realizado en los mencionados factores.
2. Factores Internos.
2.1. Los Jugadores.
El jugador es el elemento principal del rendimiento del equipo; por lo tanto, cuando se tiene que mejorar éste, las observaciones y esfuerzos se tienen que centrar en el jugador.
Si analizamos las necesidades del fútbol-sala de alta competición, el resultado nos describe un perfil básico del jugador desde distintos puntos de vista del rendimiento:
A. Rendimiento físico:
Irá encaminado, desde el punto de vista del rendimiento, a buscar el mayor número de acciones explosivas durante el máximo tiempo posible del partido. Esta cualidad física tendrá aplicación táctica en la creación, ocupación y aprovechamiento de espacios libres con la máxima eficacia.
B. Rendimiento técnico:
En este apartado destaca la velocidad de ejecución y la precisión de los gestos. Ahora bien, en un partido de fútbolsala, en el que continuamente varios jugadores se mueven sin balón, éste está rápidamente presionado y donde existe un largo etcétera de interferencias, se hace preciso que el jugador tenga el necesario control del balón para que no sea obstáculo en prestar la máxima atención a la cantidad y calidad perceptiva y decisonal.
C. Rendimiento táctico:
En este nivel competicional, al jugador se le supone un amplio bagaje de información y experiencia táctica.
Partiendo de esta premisa, el factor clave será la velocidad y la calidad en la acción táctica. Y dentro de los tres pasos (percepción-decisión-ejecución), tendremos que destacar la capacidad de decisión en un entorno estresado y en la eficiencia de la elección.
Resulta evidente que, en estas circunstancias, la personalidad del jugador aparece como un factor fundamental del rendimiento táctico en particular y del equipo en general.
Orientaciones para la utilización de algunos sistemas de juego en el fútbol sala (fútbol a 5)
Tal como se está ampliando la práctica del fútbol reducido a cinco jugadores (fútbol sala), bueno será crear unas bases orientadoras, y también no estaría de más el conocer el fenómeno tan en auge del fútbol sala, y vuelvo a insistir, es un fútbol reducido a cinco jugadores el cual deberá ser el primer inicio en el jugador de fútbol, para pasar posteriormente al fútbol reducido de siete jugadores (con unas dimensiones de terrenos, porterías, balón y tiempo de juego más exigentes), para desembocar en el auténtico fútbol a 11 jugadores.
En sí, el fútbol sala, debería de ser utilizado en las prácticas de los jóvenes jugadores de diez y de once años, de forma esporádica en los jugadores de mayores edades, y de forma mucho más frecuente en los jugadores veteranos (o aquellos que por sus condiciones no estén en aptitudes de practicar el verdaderamente competitivo del fútbol a 11) y por las mujeres futbolistas.
Hace ya algunos años y en base a que entiendo que el fútbol reducido de cinco y de siete jugadores es una competición formativa, trabajé sobre estos juegos precompetitivos. Consideraba que el juego reducido de cinco jugadores («fútbol sala») y para las edades de los diez y de los once años, no se deberían de «inculcar» ni de «obligar» a que el joven jugador estuviera sometido a unos sistemas de juego que pudiesen producir unas ciertas «ligaduras» en sus comportamientos y evoluciones en el terreno de juego de 40 x 20 m.
Sin embargo, a las edades de doce y trece años, ya está en condiciones el jugador de «sufrir» algunos sistemas de juego que deberá intentar cumplir en las medidas que ello le fuera posible. De ahí que considerase que se le debería de enseñar unos ciertos sistemas de juego que estarían en relación con los futuros a emplear en edades posteriores. Concluyendo, que no considero necesario unos sistemas de juego para las edades de diez y once años, y sí que son necesarios (a modo de «introducción-progresión») para las edades de doce y trece años y siempre con la directa relación del fútbol a 5 y a 7, respectivos a cada grupo de las edades anteriores.
Es por ello que la exposición de los sistemas de juego a utilizar en el fútbol sala, deberá estar más encaminada a los jugadores adultos y a las jugadoras que se inclinen por esta atrayente práctica del fútbol reducido. En los casos, no muy aconsejables, de que sean niños de diez y de once años los que practiquen este tipo de competición, se tenderá a la búsqueda de la simplicidad de estos sistemas, sin tratar de que sean practicados en las grandes variantes y, por supuesto, a plena perfección, además de intentar siempre y de preferir la espontaneidad-creatividad y práctica del juego, que la obligación-exigencia y rectitud, de cumplir los sistemas elegidos.
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